En lugar de vender mi casa, quería mi gran polla en su pequeño coño.

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En lugar de vender mi casa, quería mi gran polla en su pequeño coño.

En lugar de vender mi casa, quería mi gran polla en su pequeño coño.

Tocé la campana, con la esperanza de conocer al hombre de mediana edad propiedad de la propiedad. En cambio, una joven increíblemente hermosa abrió la puerta. El adolescente me saludó con una sonrisa amistosa y apareció como el agente inmobiliario de la venta. ¡Un cuerpo delgado, tetas turgentes del tamaño justo y una figura perfecta! No pude evitar mirar a la chica bonita con lujuria mientras me guiaba por la casa. Se derramó café en la cocina y necesitaba refrescarse antes de continuar la gira. Sin dudarlo, la seguí al baño, cerrando la puerta detrás de mí. Su hermoso cuerpo desnudo me estaba poniendo increíblemente cachondo. El agua que atraviesa su cuerpo brilla. La chica desnuda parecía sorprendida cuando me acerqué a ella con mi polla dura, pero no protegí cuando me acerqué y la besé. Mis manos recorrieron su pequeño cuerpo, obstaculizando su trasero firme y causando sus pezones. Sin decir una palabra, la chica desnuda se arrodilló y se llevó mi polla en la boca. Gimió mientras ella me chupaba profundamente, sus labios se deslizaron arriba y abajo de mi eje. Agarré su cabeza y follé suavemente su rostro, saboreando la sensación de su cálida boca alrededor de mi polla. No podía creer lo apretado que se sentía su coño mientras se deslizaba dentro de ella. Ella gimió con fuerza, arrojando la cabeza hacia atrás. Después de una breve pausa para que ella disfrute de la sensación de mi polla en su coño, ella comenzó a deslizarse hacia arriba y hacia abajo por mi polla. Agarré sus caderas y la golpeé con fuerza, mis bolas golpeaban su pequeño trasero. La niña desnuda me rogó que la follara más fuerte, así que la puse de las manos y las rodillas y la tomé por detrás. Su cuerpo desnudo era glorioso con su trasero moviéndose con cada uno de mis ataques. Finalmente, me fui y lo levanté en el fregadero, colocándolo en una posición de vaquera. Agarré sus tetas mientras ella me montaba con fuerza, sus gemidos se volvieron cada vez más fuertes. Estaba permanentemente al borde de un orgasmo violento. Podía sentirme acercándose y sabía que necesitaba terminar dentro de ella, llenándole el vientre con mi esperma.